Nocturno de Chile - Roberto Bolaño

By los - enero 09, 2017



¿se imaginan un párrafo de 150 páginas? ¿a Pinochet estudiando Marxismo? ¿a un cura Opus Dei hablando de Martha Harnecker? Todo esto y más en un deleite literario que sólo un prosista de la talla y sofisticación de Bolaño podría conseguir.

En el año 1999 Bolaño visitó Chile, quien sabe porque... en busca de inspiración quizá y vaya que funcionó porque no vió más que desgracia y doble estándar que convertida en prosa nos dá el material para poder leer la radiografía de un pasado que dió miedo. Un país que es una propaganda de algo bonito, sin embargo al poco andar uno puede reconocer como un lugar infernal, como una especie de pueblo chico, infierno infinito.

El libro se desarrolla como los recuerdos de un pasado vivido por Sebastián Urrutia Lacroix quien es clérigo, derechista y Opus Dei, este último en su lecho de muerte revive algunos de los episodios más importantes de su vida,  como lo son conocer a un crítico literario archiconocido en la época del 50, su seudónimo es Farewell, la visita a la parcela de este líder intelectual, realizar clases de Marxismo a Pinochet y sus secuaces a pedido de la DINA y las tertulias en la casa de Maria Canales, entre otras cosas bastante impresionantes y retorcidas para mi gusto.

Una vez ya estacionados en el contexto histórico, les doy mas detalles de esta narración que lejos de ser un relato esperanzador nos da cuenta de los sórdidos comportamientos de un grupo de elite chileno.


Urrutia Lacroix conoce a Farewell, quien es su ídolo intelectualmente hablando, y para su suerte este último lo invita a pasar una estancia en la amplia hacienda de "Là Bas" y como una novia nerviosa, concurre al encuentro lleno de dudas acerca de su atuendo y los libros a portar, con millones de cavilaciones se presenta a la cita, en donde un variopinto grupo de intelectuales lo espera, un poeta joven digno discípulo de Farewell, un joven, exitoso y frívolo Neruda con una de sus esposas, y el anfitrión dueño de casa. En esta ocasión nuestro protagonista sale a dar una vuelta en donde se encuentra con un grupo de trabajadores y es aquí donde me quiero detener. Sebastian Urrutia además de ser cura, también era un ilustrado ciudadano chileno que podemos ubicar en el sector más acomodado de Chile, teniendo a su haber estudios en el extranjero, y un gran acceso al conocimiento, además de profesar un profundo catolicismo que lo lleva a integrar la esfera del Opus Dei, sin embargo al ser invitado a tomar el té por este grupo de campesinos, no hace más que sentir asco y no otra cosa como pena, empatía, lástima que si bien son típicas chilenas me parecen un pelito más aceptables que el asco mismo, y se para desde su isla de comodidades a criticar duramente el estilo de vida que para muchos de ellos no debe haber sido opción. Esa actitud pedante y siniestra es la primera de las muchas críticas sociales que se pueden encontrar en este libro crudo y denso.
Para ejemplificar de mejor manera esto cito al propio Bolaño que con certeras palabras nos dá el sentido primero de sus personajes en esta obra:

«Un intento fallido de amnesia donde todos somos iguales, las sombras inocentes y los brutos malévolos, los personajes reales y ficticios, es decir, donde todos somos víctimas, solo que de una forma indolora (...) [También trata] sobre el efecto del tiempo en las historias, sobre el lento progreso del olvido, que es una de las formas de la ocultación hacia la que con más gusto y puede que con más justificación tendemos.»

Y es que cuando leía no podía entender lo indolente e infantil del protagonista, de pronto el mundo se caía a su alrededor, ya que el golpe militar atraviesa esta historia, y él estaba preocupado de que dirán los críticos acerca de su poesía que se presenta como mediocre y egocéntrica.

Sin duda que ha sido uno de los personajes que más he aborrecido, dentro de todos los que he conocido de Bolaño .

En otro punto, siento que el autor quería reflejar eso mismo, el alejamiento y lo frívolo de una clase que jamás se enteró de lo que pasó en esa época tan convulsionada como podemos llamar a la "dictadura militar" y lo pongo entre comillas porque más de algún suspicaz intentará bajo argumentos corrompidos insinuar que fue un periodo de gobierno. Sin ir más allá, el propio Urrutia cuenta como episodios fugaces el suicidio de Allende y la destrucción de La Moneda a manos de la Junta de Gobierno que perdónenme que les diga, de gobierno no tenían nada esos salvajes y resarcir en sus memorias que fue el momento en el que él dejó de ser el padre Urrutia para empoderarse como un afamado crítico literario del medio, llamándose a sí mismo como H. Ibacache, quien pese a la quema militar de libros que incitaban al pensamiento izquierdista, pudo mantener a su haber un par de títulos ligados al Marxismo, es por esto que agentes de la DINA llegaron a su casa pidiendo información y más tarde unas clases para el General Pinochet acerca de temas como el Comunismo, Marx, Engels, etc. (Aunque usted no lo crea)


Es así como el padre se hace muy amigo del que él mismo llama "mi general", caminando por el palacio de La Moneda hablando obviamente de ellos mismos, ya que son retratados como seres infertiles intelectualmente a pesar de que los dos han publicado, cada uno en su campo, pero no contienen ni el menor rasgo artístico de empatía y conexión con su alrededor. Cabe destacar que en este punto Pinochet se muestra como el más ávido y paciente de los alumnos golpistas que mantiene Urrutia, se describe como "mejor" que Allende, Frei y Alessandri, y si bien estamos leyendo ficción, por Alá que suena tan a realidad esa actitud y esas palabras llenas de delirios de grandeza al personaje histórico que todos conocemos como el general.

Luego de tener una amplia red de vínculos sociales importantes Urrutia se encuentra en el círculo de lo más alto de la elite intelectual chilena y producto del toque de queda, comienzan a frecuentar la casa de Maria Canales, quien por su historia no es otra que un alterego de una persona que en realidad existió y que se llamaba Mariana Callejas, mujer que en la vida real estaba casada con Michael Townley, quienes conocen esa historia sabrán de lo que se trata este capítulo lleno de una terrorífica decadencia. 
Les cuento que Maria Canales invitaba a su casa a lo más selecto del mundo artístico en donde se compartía; conversaciones, alcohol y drogas, esperando el pase de la noche y el toque de queda que libera el tránsito hacia un nuevo día, mientras su esposo de origen Norteamericano y perteneciente a la DINA detiene, tortura y mata personas en el sótano del mismo lugar (no les detalló este punto ya que en el libro tiene un revés tan impactante y lúgubre como la misma realidad en la que probablemente se inspiró Bolaño).


Cada uno de los capítulos imaginarios me pareció de una construcción que solo un grande como nuestro querido Roberto podía lograr, y digo imaginarios porque no hay absolutamente ningún punto aparte en todo el libro excepto justo antes del breve párrafo final, por lo que si bien es un libro corto, que cuenta con no más de 150 páginas en la mayoría de sus ediciones, es de una lectura lenta y que se compara a aquellos ensayos de Nietzsche que hay que releer y retroceder para poder avanzar. Esto, lejos de disgustarme como lectora, me supuso un enfrentamiento a la genialidad que tenía el autor para manejar los tiempos, los diálogos y las voces de una historia suprema, ya que todo el relato está escrito al igual que Amuleto en primera persona.

La banalidad de un pueblo que no es malo, si no que es la maldad y el terror mismos, para aquellos que nada hacían más que pensar libremente, esa es la idea que me queda en el corazón luego de leer esta prosa de 150 páginas llenas de una furia contenida, el cura Ibacache como posteriormente se hizo conocido, daba clases a los golpistas y nadie decía absolutamente nada, no era castigado socialmente y eso me da a entender que a nadie le importaba la ética, los valores, que pasaba con esas personas que no terminaban de entender que murieron tantos a manos de estos poco ortodoxos alumnos? ¿que pasaba con el amplio desprecio archiconocido que sentía ese cura por la gente pobre? No es acaso tremendamente repudiable? Me queda una espina en el alma por haberme asomado a la habitación donde estaba colgado el retrato de este Chile que para ser sinceros no es tan distinto al Chile que conozco yo.

Opinión

El libro es una joya dentro de una diadema a la literatura y quien diga lo contrario merece la muerte, lo digo con una certeza que tengo porque estoy viva, Bolaño maneja todos los aspectos en una magnificencia  que pocos tendrán en la historia y él con su séptima novela ya manejaba, un deleite para el espíritu poder exorcizar demonios junto al padre Ibacache que es el reflejo de una iglesia Católica totalmente indolente frente al sufrimiento de un pueblo que fue atormentado en todos los frentes, ideológicos, artísticos, educacionales, entre otros. 

Bolaño es como una cucharada de crema espesa en una tarde de verano sureño.


Que tengan una hermosa semana :3






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